LA VIOLACIÓN DE NANKING. IRIS CHANG
“¿Hay hoy en día algún niño en alguna parte de Estados Unidos, y quizá en muchas otras partes del mundo, que no haya visto las horribles fotografías de las cámaras de gas de Auschwitz o leído al menos en parte el evocador e inquietante relato de la joven Ana Frank? Desde luego, al menos en Estados Unidos, la mayor parte de los escolares también aprenden de los devastadores efectos que provocaron las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki. Pero si le preguntas a la mayoría de los norteamericanos —niños o adultos, incluso entre los más cultos— sobre la Violación de Nanking, te darás cuenta de que a la mayoría nadie les ha contado nunca lo que pasó en aquella ciudad hace sesenta años.” - Iris Chang
Existe una visión eurocentrista del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, el conflicto fue un fenómeno global, resultado de una serie de conflictos coloniales, imperialistas y raciales que se fueron solapando en distintas regiones del mundo:
1931 – Japón invade Manchuria (noreste de China) tras el “Incidente de Mukden”. Se crea el estado títere de Manchukuo. La Liga de Naciones no toma medidas firmes.ASIA
Diciembre 1937 – Masacre de Nanking. Uno de los episodios más atroces del siglo XX.
1935 – Italia invade Etiopía (Abisinia). Mussolini usa gas venenoso contra civiles. Pese a las protestas, la Sociedad de Naciones fracasa en detenerlo.ÁFRICA
1936 – Se consolida el Imperio Italiano en África Oriental, incluyendo Somalia y Eritrea. Es una continuación del proyecto colonial europeo.
1933 – Hitler sube al poder. Alemania abandona la Sociedad de Naciones.EUROPA
1 de septiembre de 1939 – Alemania invade Polonia. Reino Unido y Francia declaran la guerra dos días después. "INICIO OFICIAL"
1937-1941 – Aunque oficialmente neutral, EE.UU. sanciona a Japón y apoya económicamente a China y a los Aliados.ESTADOS UNIDOS
8 de diciembre de 1941 – Japón invade Filipinas, Malasia, Hong Kong, Guam y otras colonias del Pacífico.
Entender la guerra como un proceso multifocal permite desmontar la visión colonial y eurocentrista que invisibiliza los sufrimientos de los pueblos no europeos. La Segunda Guerra Mundial fue también una continuación del colonialismo con métodos más agresivos; una guerra racial e ideológica, donde las vidas no blancas y no europeas fueron consideradas desechables. Fue una lucha por la supremacía imperial, no solo entre Hitler y los Aliados, sino entre potencias occidentales y asiáticas que buscaban dominar territorios ajenos.
UNO DE LOS ACONTECIMIENTOS MÁS BRUTALES DEL SIGLO XX
A lo largo de la Segunda Guerra Mundial ocurrió uno de los acontecimientos más brutales del siglo XX, invisibilizado durante décadas a pesar de que, por su nivel de sadismo, matanzas y torturas, supera incluso al Holocausto nazi y a las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Me refiero a la masacre de Nanking. En diciembre de 1937, el Ejército Imperial Japonés entró en la ciudad china de Nanking y, durante unas ocho semanas, ejecutó uno de los mayores genocidios de la historia, con una crueldad indescriptible contra cerca de 300.000 civiles.
El dolor provocado por Japón es aún más grave si consideramos que, tras el fin de la guerra, jamás reconocieron oficialmente estos actos, no se restauraron los daños ni se llevó ante la justicia a los responsables. Al contrario: muchos de los oficiales implicados regresaron al poder y prosperaron. A día de hoy sigue existiendo censura respecto a estos acontecimientos, así como un gran debate por su distorsión y ocultamiento.
Iris Chang, con este libro, rompe el silencio que durante décadas protegió a los culpables y olvidó a las víctimas, intentando así pagar la deuda que Japón aún debe. Chang no solo describe como atrocidad la Violación de Nanking, sino también su encubrimiento: “la historia de cómo los japoneses, envalentonados por el silencio de chinos y norteamericanos, trataron de borrar todo el episodio de la masacre de la conciencia pública, privando de esta forma a sus víctimas de su lugar en la historia.”
A NIVEL PERSONAL
La violación de Nanking es el libro más duro que he leído jamás. Me ha provocado mareos y he necesitado parar la lectura en varias ocasiones. Estoy acostumbrada a ensayos duros, pero esto supera lo inimaginable. Me lo habían advertido, pero ni en mis pensamientos más atroces pude imaginar algo semejante.
Si pensamos que Hitler cometió barbaridades, lo que sucedió en Nanking hace “bueno” al dictador. En el sentido de que lo que ocurrió en Nanking no solo fue una masacre, sino una orgía de violencia que revela una dimensión del mal diferente: no solo el exterminio sistemático como en el caso del nazismo, sino una cultura del sadismo colectivo, del placer en la humillación y la tortura. Por eso, al leerlo, llegué a pensar que incluso el horror nazi parecía más ‘calculado’ que esto, lo cual no lo hace menos grave, pero sí distinto en su expresión. Fue el horror llevado a tal extremo, una explosión de sadismo sistemático, que incluso oficiales nazis destinados en Asia se escandalizaron ante lo que presenciaban.
Cuando Iris Chang escribió este libro, también quedó devastada. Porque el mayor terror no es lo que ocurrió, sino lo que revela de lo que somos capaces como especie cuando se destruye toda barrera moral.
EXPLICACIÓN DEL SADISMO SISTEMÁTICO
Una parte del libro está dedicada a explicar cómo se llegó a ese sadismo sistemático, que no se trató de actos aislados o individuales, sino del resultado de una estructura social y militar que cultivó la crueldad como forma de obediencia, identidad y poder. Fue una ideología colectiva moldeada durante años, que convirtió la crueldad en un deber.
El libro explica:
- La educación recibida en la infancia, basada en el militarismo extremo.
- El pensamiento inculcado de que un chino era menos que un cerdo.
- La herencia samurái distorsionada.
- La anulación del individuo en favor del colectivo, como si el valor humano residiera únicamente en la patria, el imperio, la bandera.
Ese es el corazón de toda ideología totalitaria: sacrificar al individuo en nombre de una abstracción (raza, nación, cultura), olvidando que, sin humanidad concreta, no hay nada que merezca ser defendido. Era como adorar al resultado sin lo que lo crea.
Concretamente existieron cuatro claves para comprender lo que ocurrió:
1. Deshumanización sistemática del enemigo:
Desde 1931, la propaganda japonesa enseñaba que los chinos eran subhumanos, débiles, sucios, indignos. Se les comparaba con insectos. Esta imagen se reforzaba desde la escuela hasta el ejército.
2. Entrenamiento militar brutal e inhumano:
Los soldados japoneses sufrían humillaciones, castigos extremos, destrucción de su individualidad. Aprendían que sentir empatía era signo de debilidad. Solo se permitía afecto hacia el emperador y el grupo.
3. Cultura del honor distorsionado (bushidō militarizado):
El antiguo código samurái fue manipulado por la ideología imperial. Morir era mejor que rendirse. Un enemigo que se rinde no merece respeto. Esto justificaba torturas, decapitaciones y violaciones.
4.Competencia de crueldad y “bautismos de sangre”:
Los oficiales jóvenes eran alentados a cometer atrocidades como prueba de iniciación. Hubo incluso concursos públicos de decapitaciones que se publicaban en prensa. Era una manera de mostrar lealtad al emperador.
No voy a mostrar imágenes ni describir las torturas cometidas por el Ejército Imperial Japonés. El libro es extremadamente gráfico y explícito. Solo diré que es urgente conocer esta historia. Limitar nuestra visión de la Segunda Guerra Mundial a Europa es volver a borrar a millones de víctimas que no eran blancas ni occidentales.
Como escribe Iris Chang, citando a George Santayana:
"Quien no conoce su historia está condenado a repetirla."
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