Conversaciones

"Y entonces nos damos cuenta de que vivimos enteramente solos. Y vivir a solas es vivir a medias, es estar recluido, condenado, cegado también; es estar en reserva y a la defensiva.

Se puede morir aun estando vivo; se muere de muchas maneras; en ciertas enfermedades, en la muerte del prójimo, y más en la muerte de lo que se ama y en la soledad que produce la total incomprensión, la ausencia de posibilidad de comunicarse; cuando a nadie le podemos contar nuestra historia. Eso es muerte; muerte por juicio. El juicio de quien debía de oír y entrar sin más en el dentro de la propia vida es la muerte. «Vivir es convivir», había dicho Ortega, y cuando la convivencia es imposible porque el que convive se interpone y echa su juicio sobre la persona, sobre aquello que nace solamente cuando se comparte, es la muerte. Se muere juzgado, sentenciado a aislamiento por «el otro».

Y ahora, al no haber podido morir, sentía que tenía que nacer por sí misma. Del primer nacimiento nadie recuerda nada.

¿Cómo será el mundo mirado desde más adentro de la conciencia? Pero desde allí no se mira. Para mirar hay que dejarse algo invisible adentro, encerrado, y salir hasta la superficie, hasta donde es imposible avanzar más."

María Zambrano


Cuántas veces será que morimos y cuántas veces será que nacemos. Y no se vive a solas por estar recluida cuando la reclusión es la apertura al intelecto, a lo profundo, al mundo que solo puede existir cerrándole la puerta al ruido de las masas, y que solo puede florecer talando la superficialidad de lo externo. No se vive a medias ni muriendo estando vivo por levantar losas de mármol a quienes brotan incomprensión. De la falta de comodidades nacen los recursos nunca imaginados. Ese mundo mirado desde más adentro de la conciencia es la respuesta. ¿Por qué dices que desde allí no se mira? ¿Por qué dices que hay que salir a la superficie? Nacer por una misma es habitar en él y avanzar, y encontrar hogar en ti, a solas y completa. La soledad simplemente es la renuncia a lo superfluo, pues habita compañía cuando el arte te rodea, el pensar, la ternura, el latir y la capacidad de conmoverte. 

Si no encuentro vivos que me sigan, conversaré con los muertos que dejaron letras que puedan llenar mi convivencia. Porque me dañan los sonidos que salen de sus bocas y es inútil dirigirme a quienes hablan el idioma de la necedad. El aislamiento por el otro no es muerte, es libertad. Me exilio de esta sociedad que se cree libre y levanto un imperio en mi mente que abarca lo infinito. Indestructible. No existe mayor libertad, placer y felicidad que saber ser contigo. 

Continúo a tu lado, disculpa si a veces no sé interpretarte. Estoy aprendiendo. 

Atreviéndome a conversar con María Zambrano mientras avanzo por Delirio y Destino.


Comentarios

  1. La verdad que no he leído nada de María Zambrano pero coincido con tu visión de que la soledad puede ser un monólogo sanador como necesario. Así aprendemos y nos conocemos a nosotros mismos, valoramos y defendemos las virtudes y la belleza que otros han dejado con sus expresiones artísticas y aprovechamos el tiempo de una manera más eficiente. De hecho así es posible, posteriormente, apreciar y formalizar el diálogo con los otros y sentirse libre en el mundo exterior; y que no sea el mundo exterior el que nos domine.

    ResponderEliminar
  2. Gracias. No sabía que González Serrano tenía blog. ^^

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares