La Ternera (Con T de Ella, de Ellas)

Volver a escribir con los dedos enquistados por la asfixia del momento. Retomar el hábito de las letras que secundan lecturas, que acompañan cuarentenas, que rehabilitan los nudos que bloquean las lágrimas que urgen ser desahuciadas. Escribir por la necesidad de crear lo que no tiene nombre, con movimientos de palabras, rimas y frases que revelen lo que obstruye la garganta para expulsarlo de las vísceras, deshacer los nudos, respirar. 

“Reía igual cuando hablaba de unos perros de su pueblo de niño, perros emaciados, como galgos sin cuidados, cuya extrema delgadez, decía, les hacía caminar juntos para formar una pobre unidad que permitiese resistir la soledad de su vida miserable.” Aurora Freijo. La ternera.

Juntar letras hace resistir soledades. 

“Algo de orden vendría bien, a la ropa, pero sobre todo a su cuerpo vulnerable. Prefiere no ser distinta, o al menos no parecerlo, que nadie vea el sacrificio de carne que a veces es su cuerpo.” Aurora Freijo. La ternera.

Las letras ordenadas logran relatos usados al son del reflejo más atrayente. 

“«Casa», se dice en el juego del escondite cuando tocas pared y nadie puede atraparte ya.” Aurora Freijo. La Ternera.

Y casa son y serán siempre las letras.




"Le cuesta mucho entender que la carne se coma, que sea un alimento. La mira con atención para comprenderlo pero no deja de parecerle músculos de un cuerpo. Ella también tiene músculos, como las vacas. «Carne de ternera», pone en los rótulos pinchados sobre las piezas de carne del mercado. «Carne de primera», escrito en algunos. ¿Qué carne será ella? Es tierna, eso sí. Aunque algo flaca. Y muy blanca. Debe de ser de primera entonces, o al menos, en eso no hay duda, lo es de primera vez. «Carne de primera vez.»"


Me pregunto si Ella escribirá. Antes lo hacía. Siempre. Rellenaba páginas enteras, todas las noches. Y me escribía cartas en papel. Hoy no hay papel. Hay pantallas y lejanía. Y Ella se muere cada día un poco más ante mis ojos. Y yo me quedé sin letras, sin movimientos. Ni siquiera tengo garganta donde pueda obstruirse nada.  Porque no es la muerte, es el sufrimiento. Hace tiempo que busco refugio donde único sé buscarlo. En las letras, pero ya no salen, porque creo que ya no existen combinaciones posibles. Ya no hay baile. A mi alrededor todo se ha ido quedando quieto. La marea ya no tiene movimiento.  


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