MUTILADA. KHADY KOITA
“¿Sabes hija mía, por qué los hombres inventaron eso? ¡Para que cerremos la boca! ¡Para controlar nuestra vida de mujer!”
“Puesto que la mutilación se practica en la infancia, quieren hacernos creer que nacimos así. Nos privan de placer para dominarnos, pero no debe ser.”
“Un ser aprisionado físicamente en una estrecha celda, aun esposado y con grilletes en los pies, conserva la libertad de pensar. Su cuerpo está inmovilizado, su cerebro es libre. Yo me sentía así, prisionera en mi cuerpo de mujer, pero libre para pensar. Necesité tiempo antes de comprenderlo, tiempo antes de poder utilizar mi testimonio para convencer a las demás mujeres”
La mutilación extrema es la excisión faraónica, porque era practicada en Egipto desde la Antigüedad. Excisión e infibulación consiste en cortarlo todo: no queda nada del sexo de la niña. Ni clítoris, ni labios menores, ni labios mayores. Y la pobre niña es “cosida” por completo. Se le cierra el sexo contra cualquier intrusión que no sea la del futuro esposo que la desflorará cuando se case. Dejan solo un minúsculo orificio para sus necesidades naturales.
Pues el hombre, si puede llamársele todavía hombre en este caso, debe desflorar a su joven esposa así “cosida” solo con la fuerza de su virilidad. Si no lo consigue, su potencia sexual se pone en duda. Me han dicho que a veces utilizaba un cuchillo para que, en este terreno, no se pusiera en evidencia.
Cuando está encinta, a la hora de parir, hay que “descoser” a la muchacha, para “volver a coserla” luego. Y “descoserla” de nuevo en cada parto. Y así sucesivamente…
La excisión simple es la supresión del capuchón clitórico. A veces es solo simbólico, un corte para que brote la sangre.
A pesar de las muertes y horribles secuelas de por vida de las niñas que fueron y son mutiladas, estos crímenes solo se trataban en primera instancia, por lesiones. "Fue necesario esperar a 1991 para que llegara la primera condena a cinco años de cárcel contra una excisora. Luego, en 1993, la condena de una madre, y en 1996, la de un padre que había hecho excisar a sus hijas en África contra la voluntad de su madre. Finalmente, en 1999, por primera vez en la historia judicial, una muchacha de Mali tuvo el valor de acusar a la excisora de servicio."
"En julio de 2003 los países africanos firmaron una convención llamada “Protocolo de Maputo”, una adenda a la carta de los Derechos del Hombre referente a las mujeres. Es un documento magnífico que, si algún día se aplica, logrará realmente una mejora de la condición de vida de las mujeres africanas. Afirma la igualdad entre hombres y mujeres, condena la violencia contra las mujeres y las prácticas nefastas para su salud, entre ellas las mutilaciones genitales y los matrimonios forzados."
Todos somos conscientes de alguna u otra forma de los abusos y la ausencia de derechos que existen en muchos de los países que pasan excesivamente desapercibidos por los medios de comunicación que, al final, son quienes posicionan la cercanía o lejanía de un mapa mental demasiado manipulado. Hoy, Ucrania está muy cerca de todos y el resto está muy lejos…
La vida de Khady Koita es la vida de muchas mujeres africanas que han sobrevivido sin derechos. Que han sido tratadas peor que ganado. Mutilada a los siete años, obligada a un casamiento a los trece con un primo veinte años mayor que ella. Obligada a la poligamia. Usada como desahogo sexual, sin voz ni voto. Condenada a parir un hijo tras otro para que su marido cobrara subsidios, anulada, violada, acosada y maltratada hasta temer por su vida. Humillada por la tradición y la cultura donde el hombre es todo y la mujer es nada. Y condenada a sufrir dolores por una cicatriz que sentenció su existencia.
Mujer nacida en Senegal en 1959 , de la etnia soninké, criada en Thiès y obligada a ser emigrante en Francia para vivir con un marido impuesto. Nunca cesa de luchar por su libertad. Logra divorciarse en 1988 y huir con sus hijos. La palabra orgasmo no existe en su lengua. El placer de la mujer es un tema tabú e ignorado. Narra que la primera vez que escuchó esa palabra fue a la biblioteca a buscarla entre libros. Entonces comprendió lo que les faltaba. “El único valor que yo no podía tener era el de encontrar a un hombre y rehacer mi vida. La cama era siempre un peligro”. Pero Koita encontró y sintió lo que siempre le fue arrebatado. El cariño, el respeto, el trato de igual a igual, la admiración y la demostración del amor que merecía. Un hombre del norte de Europa se ganó su confianza y su cariño. Le demostró amistad, simpatía, apoyo y ayuda. Comprendiendo lo importante que era para ella su militancia, siempre respetó su espacio y supo nutrirse con su felicidad y no con su anulación.
"La ley que prohíbe la excisión en Senegal, data de 1999. Todas las niñas africanas entre 1975 y 1982 han sido excisadas. Solo a partir de 1982, al morir una niña y tras el proceso de su excisora, comenzaron a zurrar la banana. Por aquel entonces se creó también el GAMS (Grupo de la Abolición de las Mutilaciones Sexuales), esta asociación formulada por pediatras y mujeres africanas para la prevención en los centros de protección materna e infantil. Iba a cumplir veinte años en 1979."
Desde 1996, Koita ha vivido en Bélgica. Cofundó el GAMS en Bélgica y se convirtió en la presidenta de La Palabre, una asociación que ayuda a las mujeres en Senegal. Es activista contra la mutilación genital femenina y defensora de los derechos de las mujeres. Desde 2002, ha sido presidenta de Euronet MGF (Red Europea para la Prevención y Erradicación de la Mutilación Genital Femenina). En 2007 fue galardonada en Bélgica con el premio Burgerschapsprijs Stichting.
Su libro Mutilée ("Mutilada"), nos acerca la realidad que viven las mujeres africanas a nuestro mapa mental.
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