LA MUERTE DE IVÁN ILICH. LEÓN TOLSTOI.
“Y con esa conciencia, junto con el sufrimiento físico y el terror, tenía que meterse en la cama, permaneciendo a menudo despierto la mayor parte de la noche. Y al día siguiente tenía que levantarse, vestirse, ir a los tribunales, hablar, escribir; o si no salía, quedarse en casa esas veinticuatro horas del día, cada una de las cuales era una tortura. Y vivir así, solo, al borde de un abismo, sin nadie que le comprendiese ni se apiadase de él.”
Me pregunto si uno puede encontrar compañía en los “otros", cuando esos “otros” siguen más anclados en ese mundo que algunos ya dejamos hace tiempo. Porque muchas muertes no son inminentes, ni precisan de ausencia de latidos.
“-Esto debe de serte muy desagradable. Perdóname. No puedo valerme. -Por Dios, señor -y los ojos de Gerasim brillaron al par que mostraba sus brillantes dientes blancos-. No es apenas molestia. Es porque está usted enfermo. Y con manos fuertes y hábiles hizo su acostumbrado menester y salió de la habitación con paso liviano. Al cabo de cinco minutos volvió con igual paso.”
No sabría reconocer su cara, no sé su nombre, ignoro quién es. Solo guardo el recuerdo de sus cuidados, cuando yo no podía valerme por mí misma. No podía ducharme, ni asearme, ni comer, y precisaba que alguien pusiera una cuña bajo mi cuerpo para poder hacer "mis necesidades" mientras pedía disculpas avergonzada y asumiendo que era el ser más odiado de todo el hospital. Sin embargo, no sé de qué manera, esa persona siempre me hizo sentir bien, siempre me hizo sentir digna. Siempre lograba recordarme que aún quedaba algo de persona en mi cuerpo, aunque yo me sintiera más vegetal que humana. No sé qué decía, ni cómo, solo recuerdo la sensación que tatuó en mi alma. Ahora, leyendo este libro, reviví que yo también tuve un Gerasim.
"Era cierto lo que decía el médico, que los dolores de Ivan Ilich debían de ser atroces; pero más atroces que los físicos eran los dolores morales, que eran su mayor tormento. […] «¿Y si toda mi vida, mi vida consciente, ha sido de hecho lo que no debía ser?» "
Supongo que vivimos como creemos que debemos vivir y solo ante las puertas de la muerte obtenemos la respuesta de si hemos errado o hemos acertado. Antes, es imposible saberlo.
Recuerdo cómo se percibía la angustia y la soledad tan cruda leyendo este relato. Para mí lo mejor de León Tolstoi, incluso mejor -bajo mi humilde opinión- que "Guerra y Paz" porque sigue tan vigente cuando retrata a todos a su alrededor, se adentra también en la psique, la moralidad, el existencialismo...y todo con tan breves pinceladas. ¡Pelos de punta!
ResponderEliminarSí, yo también lo percibí así. Ha sido mi primer libro de él. Realmente me abrió las puertas a conocer el resto. Una sacudida impresionante.
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