Conversaciones conmigo mismo. Prólogo de Barack Obama
Extracto del prólogo de Barack Obama en Conversaciones conmigo mismo de Nelson Mandela. Publicado en 2010
Al igual que mucha gente en todo el mundo, supe de Nelson Mandela desde la distancia, cuando estaba encarcelado en Robben Island. Para gran parte de nosotros, era mucho más que un hombre, era un símbolo de la lucha por la justicia, la igualdad y la dignidad en Sudáfrica y en todo el mundo.[…]
No obstante, su ejemplo me ayudó a despertar ante un mundo más amplio y la obligación que todos tenemos de defender lo correcto. A través de sus elecciones personales, Mandela dejó claro que no teníamos que aceptar el mundo tal como es, que podíamos hacer algo para lograr el mundo que debería ser.
A lo largo de los años, seguí viendo a Nelson Mandela con un sentimiento de admiración y humildad inspirados por el sentido de posibilidad que su propia vida manifestaba, e intimidado por los sacrificios necesarios para lograr su sueño de justicia e igualdad. Ciertamente, su vida cuenta una historia inversamente proporcional al cinismo y la desesperanza que tan a menudo aflige nuestro mundo. Un prisionero se convirtió en un hombre libre; una figura de la liberación se convirtió en una apasionada voz por la reconciliación; el líder de un partido se convirtió en un presidente que promovió la democracia y el desarrollo.
Al ofrecernos este retrato completo, Nelson Mandela nos recuerda que no ha sido un hombre perfecto. Igual que todos nosotros, tiene sus defectos. Pero son precisamente esas imperfecciones las que deberían inspirarnos a todos y cada uno de nosotros.
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Es la historia de un hombre que estaba dispuesto a arriesgar su propia vida por aquello en lo que creía, y que trabajó mucho para llevar el tipo de vida que haría del mundo un lugar mejor.
Al final, ese es el mensaje de Madela para todos nosotros. Todos tenemos días en los que el cambio puede parecernos difícil, días en los que nuestros adversarios y nuestras propias imperfecciones puede tentarnos a tomar un camino más sencillo que eluda nuestras responsabilidades para con los demás. Mandela también tuvo esos días. Pero incluso cuando los rayos de sol eran escasos en aquella celda de Robben Island, podía ver un futuro mejor, un futuro en el que el sacrificio merecía la pena. Incluso cuando tuvo la tentación de buscar venganza, vio la necesidad de la reconciliación y el triunfo de los principios sobre el mero poder. Incluso cuando ya se había ganado el descanso, aún buscaba, y sigue buscando, inspirar al prójimo al servicio.
Al final, ese es el mensaje de Madela para todos nosotros. Todos tenemos días en los que el cambio puede parecernos difícil, días en los que nuestros adversarios y nuestras propias imperfecciones puede tentarnos a tomar un camino más sencillo que eluda nuestras responsabilidades para con los demás. Mandela también tuvo esos días. Pero incluso cuando los rayos de sol eran escasos en aquella celda de Robben Island, podía ver un futuro mejor, un futuro en el que el sacrificio merecía la pena. Incluso cuando tuvo la tentación de buscar venganza, vio la necesidad de la reconciliación y el triunfo de los principios sobre el mero poder. Incluso cuando ya se había ganado el descanso, aún buscaba, y sigue buscando, inspirar al prójimo al servicio.
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Esos son los momentos en los que recuerdo que, bajo la historia creada a su alrededor, hay un ser humano que eligió la esperanza sobre el miedo, el progreso sobre las prisiones del pasado. Y recuerdo que, aunque se haya convertido en una leyenda, conocer al hombre, conocer a Nelson Mandela, supone respetarlo aún más.
Presidente Barack Obama
Existen pocos políticos que puedan inspirar. Son aquellos que viven sin trampas, acorde a los valores que promulgan y a los ideales que gritan. Logrando traspasar el discurso vacío, aprendido y mecanizado, de lo que hoy se ha convertido en un "juego estratégico" de privilegios y mentiras.
Parece que "cualquiera" puede ser político sin acreditar su capacidad para sostener tanto poder. ¿Es posible que el "ser humano" emerja sobre el ejecutivo y certifique su valor? ¿Es compatible la política con verdad y justicia? Quizá sí, pero ¿en este sistema...?
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